Didáctica

Una “empapada” de ideas: cómo organizar información utilizando organizadores gráficos

La lluvia de ideas es una estrategia didáctica que empleamos como profesores para que los estudiantes expresen todas las opiniones que vengan a su mente. Podemos registrarlas en la pizarra, en una hoja o en una bitácora… ¿y luego? ¿Qué hacemos con esta información?

Llamada en inglés Brainstorming, la lluvia de ideas es una estrategia didáctica que los profesores utilizan para recolectar opiniones, juicios o propuestas de parte de los estudiantes. Es una excelente estrategia para motivar a tus alumnos a que participen con propuestas que permitan:

  • Activar su creatividad
  • Analizar diferentes medios para la solución de problemas
  • Identificar otros rasgos en el objeto que se analiza
  • Construir nuevas ideas con base en las propuestas

Preparando la actividad

Por lo general, la lluvia de ideas parte de una pregunta lanzada por el profesor y el posterior flujo de respuestas que proveen los estudiantes. Sin embargo, para que logremos despertar su curiosidad, activar su creatividad y buscar diferentes propuestas, requerimos de preguntas detonantes atractivas.

No es lo mismo preguntar: “¿Qué beneficios tienen los equipos potabilizadores de agua?” a preguntar “si instalaran en tu hogar un equipo para potabilizar el agua, ¿de qué manera lo emplearías?

Podemos creer que la pregunta es la misma, pues el objetivo es señalar los beneficios que tiene un equipo potabilizador de agua. Sin embargo, al plantear la pregunta en una situación específica como “su propio hogar”, les permite tener una visión más clara y asertiva de lo que puede responder y evitar divagar en respuestas que no otorgarán una propuesta dentro de su contexto.

Al diseñar la pregunta que utilices para iniciar una lluvia de ideas, procura:

  • Definir un tiempo y un espacio. La ubicación espacio-temporal representa un reto mayor porque conocen la situación real, saben alcances y límites y esto permitirá que las respuestas y propuestas sean específicas y claras.
  • Promover un reto. Todos aquellos obstáculos que podamos utilizar, permitirá que activen su creatividad para poder plasmar ideas más innovadoras.
  • Un problema a la vez. Si se establece una pregunta donde se incluya más de una situación, es probable que se genere dispersión y se pierda el objetivo de la lluvia de ideas.

Obteniendo ideas

Lanzada la pregunta, es momento de esperar a que fluyan las ideas por parte de los estudiantes. En este momento podemos enfrentarnos a dos distintos escenarios:

  • Que las participaciones surjan sin la necesidad de motivar ni incentivar a los estudiantes.
  • Que sea necesario intervenir con cuestionamientos extras que nos permitan obtener un mayor número de participaciones. En este escenario, el profesor tendrá que intervenir, ya sea solicitando a un estudiante en específico que emita su opinión o planteando preguntas extras para generar más ideas.

Las ideas que se expresan deberán ser anotadas ya sea utilizando: una pizarra, hojas de papel, una bitácora o hasta una tableta.

Hasta este punto, muchos profesores trabajan la estrategia de lluvia de ideas sin inconvenientes; pero, a partir de este momento, también será importante empezar a efectuar un trabajo de “verificación de ideas”.

Verificando las ideas

El principal objetivo de esta actividad radica en ir desistiendo de todas aquellas participaciones que no tienen ningún tipo de relación con la pregunta que se está planteando. Es decir, tenemos que identificar todas las propuestas que:

  1. No estén relacionadas con el tema.
  2. Sean poco viables para desarrollar.
  3. No respondan a la pregunta planteada por el docente.

Es a partir de este momento donde la figura del profesor cobra una gran relevancia, pues de ello dependerá la postura de aprendizaje de los estudiantes.

En muchas ocasiones dejamos las ideas al aire y la actividad no se cierra. Anotadas las propuestas de los estudiantes, pasamos a la siguiente actividad sin recuperar la información que se ha obtenido. En este caso, la lluvia de ideas se entiende como una simple actividad ejecutada en clase, sin objetivo y sin intención didáctica.

Después del trabajo efectuado por los estudiantes, el profesor deberá recuperar los datos para determinar qué ideas serán las que utilizarán para seguir adelante en las tareas que se efectúan al interior de clase y cuáles serán las que se desecharán y por qué razones. La manera más eficiente de efectuar este análisis sería a través de un gráfico que sea visible para todos los estudiantes.

Organizadores gráficos

Un organizador gráfico es un esquema que nos permite visualizar las ideas de forma conjunta y que, a su vez, permite organizar la información con la que contamos. Las principales ventajas de su uso radican en:

  • Muestra las ideas principales en torno a un tema.
  • Establece conexiones entre las ideas que permiten dar amplitud y explicación al tema que se aborda.
  • Implica, para los alumnos, efectuar un trabajo de análisis y comprensión de las ideas para poder organizarlas de forma esquemática.

Al concluir la lluvia de ideas, y una vez que hemos definido que todas ellas son útiles en torno al tema que se está abordando, elaborar un organizador gráfico permitirá a los estudiantes concentrar su análisis en relacionar datos y, a su vez, efectuar relaciones entre éstas para así lograr una síntesis de la información contenida.

La web nos ofrece distintos recursos para lograr la elaboración de organizadores, los cuales tenemos disponibles para uso dependiendo del tipo de organización que se requiera.

1. Línea del tiempo

Es un organizador que permite relacionar los datos de forma cronológica. En la web podemos encontrar algunas aplicaciones para elaborarlas, como el programa Visme (https://www.visme.co/es/linea-de-tiempo/).

2. Mapa mental

Organizador gráfico que permite relacionar las ideas a partir de una principal. Permite visualizar y estructurarlas de forma que se generen asociaciones. En la red podemos encontrar programas como Lucidchart para elaborar mapas mentales en diferentes formatos y con la amplitud necesaria para organizar las ideas con las que se cuenta (https://www.lucidchart.com).

3. Mapa conceptual

Aunque algunas personas suelen confundir el mapa conceptual con un mapa mental, existe una característica en específico que los hace totalmente distintos, ésta tiene que ver con la jerarquización. En un mapa mental, las ideas fluyen para generar relaciones entre ellas, mientras que en un mapa conceptual, además de establecer dichas relaciones, se va determinando su jerarquía dependiendo del nivel en el que se coloquen.

En la web podrás encontrar el programa Canva (https://www.canva.com/es_mx/graficas/mapas-conceptuales/) para diseñar mapas conceptuales. Recuerda que las relaciones y la jerarquía las tendrán que definir como parte del trabajo de síntesis que se efectúa después de la lluvia de ideas. Los programas únicamente te permiten hacer el trabajo gráfico de lo que tú junto con tus estudiantes hayan previamente definido.

Dependiendo del tipo de información con la que se cuente será el tipo de organizador gráfico que se utilice. Esta actividad será de gran valor en el proceso de aprendizaje de los estudiantes, puesto que implica que generen relaciones y asociaciones de ideas que, a su vez, van dando síntesis a los datos con los que cuentan. Este proceso será de gran valor para ellos y la actividad de lluvia de ideas no sólo se quedará en una “empapada de información”, sino también en una actividad que permita recoger datos y propuestas de gran valor para el aprendizaje.


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Fuentes:
Universidad Nacional Autónoma de México. Organizadores gráficos. Consultado en abril, 2019, en: http://tutorial.cch.unam.mx/bloque2/organizadoresGraficos
ITESM. Lluvia de ideas (Brainstorming). Consultado en abril, 2019, en: http://homepage.cem.itesm.mx/alesando/index_archivos/MetodolDisMejoraDeProcesos/LluviaDeIdeas.pdf
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